domingo, 1 de julio de 2012

Reflexiones Sobre el Amor - Yogananda







Escrito alrededor de 1940

El amor es una mansión dorada en la que el Rey de la Eternidad mantiene a la familia de la creación. Bajo el poder de Dios, el amor es un fuego místico que puede derretir el cosmos y convertirlo en la sustancia invisible del Amor Eterno.
 
Como un río, el amor fluye continuamente a través de las almas sinceras; pero debe esquivar las rocas de las almas egoístas que están atadas a los sentidos, puesto que no puede
pasar a través de ellas.
 
El amor es un manantial omnipresente que contiene incontables fuentes. Cuando una de ellas se atasca con los escombros de una conducta errónea, el amor surge de otro corazón.
Pero creer que el amor ha muerto en un corazón significa ignorar su omnipresencia. Uno nunca debería bloquear con malas acciones el canal del amor que se encuentra en su alma. Entonces beberá, con las incontables bocas del sentimiento del alma, de la divina fuente del amor manando interminablemente a través de todos los corazones abiertos.
 
El amor puede existir en la presencia de la pasión, pero cuando la pasión se confunde con el amor, éste desaparece. La pasión y el amor juntos son una bebida agridulce que
produce cierta alegría, pero acaba produciendo dolor. Pero cuando pruebas el amor puro, el sabor de la pasión desaparece en la dulzura del verdadero sentimiento.
 
Las gotas de amor salpican las almas verdaderas, pero sólo en el Espíritu se puede hallar el mar del amor. Buscar la perfección en el amor humano es de locos a no ser que busques el amor de Dios que se halla bajo ese amor. Primero debes hallar el amor de Dios; entonces, con su amor, ama a quien quieras.
 
No limites tu amor a un solo ser sobre todos los demás. En vez de eso, con el amor que sientes por ese ser, ama a todos los demás. Cuando intentas aprisionar el amor omnipresente en la forma de una sola alma, se escapará y jugará al escondite contigo hasta que lo encuentres en cada alma. Omenta la intensidad y la calidad espiritual del amor que sientas por una o más almas y da ese amor a los demás. Entonces sabrás qué es el amor de Cristo.
 
El amor es maravillosamente ciego, ya que ama incondicionalmente a través de la eternidad sin reparar en los errores del amado. Cuando los seres queridos mueren, la memoria mortal puede olvidar la dase de amor que les dieron; pero el verdadero amor nunca olvida, y tampoco muere. A través de encarnaciones, escapa del corazón de un ser para renacer en otro, persiguiendo al amado, cumpliendo todas sus promesas hasta la emancipación de estas almas en el Amor Eterno.
 
No llores por el amor perdido. El amor en sí nunca se pierde, simplemente juega contigo escondiéndose en diferentes corazones; para que en su búsqueda puedas hallar sus cada vez más grandes manifestaciones. Seguirá escondiéndose de ti hasta que hayas recorrido suficiente camino para hallar su morada en Aquél que reside en el corazón de todos.
 
Entonces dirás:
'Oh, Señor, cuando residía en la casa de la conciencia mortal, creía que amaba a mis padres y a mis amigos. Pero ahora que he llegado a la mansión de la Omnipresencia, sé que es a Ti a
quien quiero, manifestado en amigos, padres y cosas. A través de mi amor hacia a Ti puedo expandir mi amor hacia todo lo demás. Siendo leal en mi amor por Ti, soy leal a todos los demás. Y amo a los demás por toda la eternidad.'
 
Veo la vida en la tierra como un decorado tras el cual las personas a las que amo se esconden después de morir. Del mismo modo que les amo cuando están ante mis ojos, mi amor les sigue cuando desaparecen detrás de la pantalla de la muerte.

Aquellos a los que he amado nunca podré odiarles, aunque evolucionen con una conducta errónea. Bajo las máscaras temporales de aquellos cuya conducta me desagrada, puedo ver el amor perfecto de mi Amado, tal y como lo veo en las almas puras de los que amo.
Dejar de amar es como frenar el curso purificador del amor. Seguiré amando hasta que cada alma, cada estrella, cada criatura abandonada, cada átomo sea alojado en mi corazón; por que en el infinito amor de Dios puedo retener todo lo que hay en mí.
 
Amor, veo Tu resplandeciente cara en las gemas. Puede apreciar Tu sonrojo en lasflores. Te oigo en los cantos de los pájaros. Y sueño en éxtasis cuando mi corazón te abraza a
través de los demás corazones. Amor, puedo verte en todas las cosas - solo durante un instante- pero en la Omnipresencia Te abrazaré durante toda la eternidad, y me regocijaré en Tu alegría por siempre jamás.



                                                                                 Del libro Romance Divino - Paramahansa Yogananda




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