viernes, 11 de mayo de 2012

Cien poemas - Kabir


¡Danza, corazón mío! Danza hoy de gozo.
Los cánticos de amor
llenan de música los días y las noches,
y el mundo vive atento a sus melodías.
Locas de júbilo, la vida y la muerte
danzan al ritmo de esa música.
Los montes, el océano y la tierra danzan.
Entre sollozos y carcajadas, la humanidad danza.
Tu Señor está en ti;
¿a qué abrir los ojos hacia el mundo exterior?

Kabir dice:
Óyeme, hermano mío:
mi Señor me ha arrebatado
y me ha unido a Él.


Amo muy de veras
a quien puede devolver su hogar al viajero extraviado.
En el hogar está la verdadera unión,
en el hogar está la dicha de la vida.
¿Por qué abandonaré mi hogar,
para andar errante por el bosque?
Si Brahma me hace alcanzar la verdad,
hallaré en el hogar la servidumbre
y la libertad a un tiempo.
Amo a quien tiene el poder
de hundirse profundamente en el seno de Brahma,
a quien posee la facultad de sumirse en la contemplación.
Amo a quien conoce a Brahma
y puede quedarse en meditación
sobre su suprema Verdad.
Amo a quien puede ejecutar la melodía del infinito,
uniendo en su vida el amor y el sacrificio.

Kabir dice:
El hogar es la morada verdadera;
en el hogar está lo real,
 el hogar hace que alcancemos a Aquel que es realidad.
Quédate, pues, donde estás,
y todo lo tendrás a su tiempo.



Mi corazón suspira, ¡oh hermano!,
por el verdadero Dueño que llena la copa del amor
para ofrecérmela, tras de haber bebido.
Levanta el velo y Brahma se revela a mis ojos.
Descubre en Él los mundos
y me hace oír la música misteriosa.
 Me muestra que las alegrías y las penas
 son una misma cosa.
Todas sus palabras están llenas de amor.

Kabir dice:
En verdad, nada ha de temer
quien posea semejante Dueño
para llevarlo a seguro refugio.





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