martes, 15 de mayo de 2012

MENSAJE DE CRISTO - Jean Luc Ayoun

www.autresdimensions.com
Canalizaciones: Jean Luc Ayoun
Transcripción: Veronique Loriot
Traducción: Odilia Rivera
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CRISTO
8 de Julio de 2007
Mis Bien amados, aquí mi paz. Vengo hoy para nutrirlos de la luz. En efecto ¿Qué es la luz? ¿De cuál luz hablan cuando buscan la luz? ¿Es la del día? ¿Es la del sol o también la que capta su pantalla interior cuando meditan? La luz espiritual es otra, no pertenece a esta dimensión donde ustedes viven, ella pertenece al reino de los Cielos. Ella es, dentro de su mundo de tercera dimensión, la argamasa invisible de toda vida. Sin ella ninguna expresión de vida encarnada es posible.
Ella brilla como la luz de un templo, ocultada a las miradas exteriores, ocultada y velada para que no se convierta en el objetivo de la propia búsqueda. Ella es también vibración (pero no vibración de ondas o de corpúsculos como lo dicen vuestros físicos), ella es vibración de amor, un imán que atrae e irradia al mismo tiempo. Ella es el medio de su regreso a la unidad. Numerosos místicos la han visto y no regresaron indemnes. Numerosos seres humanos hoy la han visto y se han transformado mas allá de todo lo que era concebible.
Esta luz es capaz de modificar totalmente un universo. Cuando ella está manifestada y develada, es por tanto omnipresente pero solo el hecho de revelarla la vuelve eficiente. Para ustedes, mis bien amados, la única manera de revelarla es utilizar la dulzura de vuestra consciencia, el amor de su alma, a fin de que ella pueda nacer en su templo interior, en su corazón. Y ¿quién puede mejor que yo, encender su lámpara, yo que soy “la luz del mundo”?
Mi fuego es el soplo que puede abrir las válvulas de la luz en ustedes. Para eso es necesario aceptar que “yo soy” les inunde de su gracia. Es necesario asimilar y vivir el amor ya que el amor es luz. Mientras que su amor no genera luz, este amor viene de sus apegos solamente cuando su amor esté en verdad entonces se bañarán dentro de la luz que es vibración.
La luz de quien vibra el amor es otra que la luz de vuestros días. No olviden jamás que existir en su mundo significa, realmente, tenerse fuera de la verdad de la vida. Y, ¡oh! Cuánto, en estos días, es esencial hacer venir, hacer penetrar la luz dentro de la sombra de esta vida humana ya que ella sola puede transmutar, comulgar con los miedos y las dualidades de la vida.
¿Están ustedes solos para realizar eso? No. Ciertamente están solos para hacer la elección de la sombra o de la luz pero, una vez hecha la elección, entonces mis seres de fuego vienen a encender la llama de su templo. No están nunca solos cuando su alma ha decidido unirse a la verdad. Y aquí que en estos días bendecidos que están allí, la luz está propuesta al conjunto de vidas. A Gaia, en su globalidad, se le propone un estallido de verdadera luz.
¿Qué elección harán mis bien amados? Son, ¡oh! Cuanto, más hoy que antes, libres de vuestras elecciones. Pero cuánto deseo tengo de decirles “vengan a mí”. Cuánto todos los seres que los rodean desean ardientemente traerles a casa, traerles dentro de vuestra luz a fin de ver brillar aquello que son, de ver todas vuestras luces nacer de nuevo en sus consciencias. Este espectáculo es el más bello que el Padre pudiera ofrecer a sus creaturas: este momento sublime de la revelación, instante donde, a la vez, el amor, la luz, la verdad están presentes en ustedes como en la alborada de toda creación. Qué gracia en ese momento. Que magnificencia de la que me regocijo.
Mis bien amados, yo soy vuestro pastor, yo soy el guardián de sus días y sus noches. Me gustaría tanto que, juntos celebráramos la ascensión de Gaia, juntos, nosotros cantamos el canto de vida, el canto de vuestro regreso en unidad. Es el final del miedo, de la dualidad, de las experiencias para los que lo quieran, para los que lo esperan, para los que están listos.
Pero ¿quién está listo? Todos y todas, por supuesto. No es ya tiempo de creer en sus errores pasados y en sus efectos nefastos sobre ustedes. No es ya tiempo de creer que el miedo puede aún impedir vivir a su luz. Les aseguro que, si ustedes vuelven sus ojos hacia mí, mas nada exterior podrá impedirles vivir en la luz. Solos los espíritus contrarios a la luz quieren hacerles creer que están aún encadenados a sus esquemas expirados. Solo los apegos de la sociedad quieren encerrarlos dentro de los modelos sociales pasados. Como aquí hace dos mil años, quiero decirles: “Vengan a mí, dejad a los muertos enterrar los muertos”. ¿Lo harán? ¿Responderán a mi llamado? ¿Oirán mi voz? ¿Verán mi luz? ¿Me abrirán las puertas de su corazón? o ¿seguirán siendo sordos a todo eso, encerrados en sus miedos y en sus sufrimientos?
No puedo ir en contra de su elección pero me atrevo a abrir los ojos y el corazón. Yo soy su amigo, nadie más les conoce tan íntimamente y personalmente. Nadie más que yo les quiere tan bien, excepto ustedes mismos cuando aceptan ya no verse como seres limitados, incompletos, o en sufrimiento.
Mis bien amados, les doy mi paz, les doy la luz, les doy mi bendición.

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